Las vulnerabilidades MDS no dejan de darle problemas a Intel, ya que estos nuevos errores abarcan casi todos los procesadores de Intel lanzados en una ventana de al menos 10 años.
Con algunos parches de seguridad ya desplegados mediante actualizaciones de sistema operativo, y otros preparándose para llegar mediante actualizaciones de BIOS, Intel no ha tardado en salir a explicar que la disminución de rendimiento de estos parches es mínima.
En las pruebas “importantes” para nosotros, las que afectan el rendimiento de un usuario común y no uno de data-center, vemos que Intel utilizó una batería compuesta por SYSMark 2014 SE, WebXprt 3, SPECInt Rate Base y 3D Mark “Skydiver” con la IGP UHD 630. En general, y al menos con un i9-9900K, las diferencias de rendimiento pre y post parche de seguridad son mínimas, pero están presentes.
Por otro lado, en los procesadores Coffee Lake Refresh que ya traen mitigaciones para fallas anteriores, el cambio de rendimiento será mínimo, pero no es la misma situación la que corren los procesadores Kaby Lake y anteriores, que ya han recibido varias actualizaciones de seguridad, y cada una de ellas ha disminuido de forma pequeña el rendimiento original del procesador.
Si nos ponemos a sumar, tal vez nos encontremos con la desagradable noticia de que ese 1% o 2% que se añadió hoy, sea parte de un 10% (por estimar un número) de rendimiento perdido a través de los años, una situación inaceptable para los usuarios que compran un procesador u otra pieza de hardware, sea AMD, Intel o NVIDIA.